top of page

Nayma y Clementina

Asociadas en Afro

"Vine de Marruecos con 18 años y ya llevo otros 18. Estuve una temporada en Madrid y me casé, pero tuve problemas con mi marido. Lo denuncié, me separé y me busqué la vida. Vine a Vitoria directamente a un trabajo mientras mis hijos estaban en Madrid con una amiga. Luego encontré una casa, traje a mis hijos para criarlos aquí y ando buscando trabajo. Cuando hay, hay y cuando no hay, a veces dependo del subsidio y ahora por la RGI gracias a Dios tengo una ayuda para vivir.

 

De Marruecos vine sola. No conocía a nadie y hablar castellano me costó mucho. Durante un año no supe nada. Estuve siete años sin papeles. Me los denegaron dos veces y hasta 2007 no los tuve. Pero en Madrid no es como aquí; si no hay trabajo puedes salir a la calle y vender camisetas, calcetines, CDs.... Sacábamos un trozo de pan para comer, pero aquí no puedes hacer eso, es un poco difícil. Hasta he dormido en la calle. Pero bueno, al final se queda como un cuento del pasado.

 

En Madrid no tuve ningún problema. Tuve que venirme aquí por mi ex. Estaba en la cárcel porque le denuncié por maltrato y, obviamente, había amenazas y por eso tuve que salir de la ciudad. Le di pena a un chico que venía mucho a Vitoria y vine directamente a trabajar. A Filomena (presidenta de Afro) la conocí mucho después, por la gente. Es muy conocida porque ayuda mucho a los inmigrantes y están muy agradecidos. La asociación Afro nos ayuda a conseguir alimentos, ropa… y así hacemos amigas. Salimos al parque juntas y nos unimos entre mujeres para contarnos nuestros problemas y nuestras cosas.

 

Hay gente que te acepta con el pañuelo y gente que no. Yo, por ejemplo, estuve trabajando para el Ayuntamiento con el pañuelo durante seis meses y nadie me dijo nada. Pero sí que hay gente que cuando oye que eres marroquí se echa para atrás, no sé por qué. A veces me ha pasado buscando trabajo por teléfono, que como hablo bien castellano preguntan “¿de dónde eres?” y cuando dices que eres marroquí dicen “aah, lo siento” y te cuelgan. Pero también hay gente buena. En todo el mundo hay gente racista y gente que no.

 

Mi ex me maltrataba, me pegaba… porque tenía muchos vicios. Hasta trabajando gastaba dinero en ellos. Pero gracias a Dios mi marido actual no tiene ningún vicio, estamos bien con mis hijos y estamos viviendo una vida digna. Quiero que tengan un futuro mejor que el mío".

"Soy nigeriana y tengo cuatro niños que son dos pares de gemelos. Me casé a los 12 y luego me escapé del matrimonio porque era un infierno. A los doce años me violaba, no era sexo consentido. Mi familia no podía hacer nada por mí cuando quise salir porque era una deuda que tenían, hasta que yo misma decidí abandonar a los hijos con mi madre y me escapé. Llegué primero a Francia y luego a España hace ya 18 años. No he vuelto a ver a mis hijos. He pensado volver cuando tenga 80 años para descansar los huesos.

 

Elegí Vitoria hace cuatro años porque necesitaba cambiar de aires. Yo vivía en Madrid y ahí había muchos problemas, mucho agobio… Cuando una persona no es de estarse quieta y al final se queda en el mismo sitio mucho tiempo, luego llega el momento en el que necesita un cambio. Llegué aquí porque una señora me ofreció trabajo de interna, pero era un abuso, como esclavitud. Yo estaba ahí sin poder salir, me acabó pagando 100 euros por trabajar de 7:00 a 22:00 y dije, “tía, eso ya no…”. Me quedé en la calle, tuve la opción de buscar una asociación y seguí la vida. Una va luchando día a día para sobrevivir.

 

Es mi primer día en esta asociación, la conocí porque la trabajadora social ya no me podía ayudar. Me dio un papel para que llamara y me mandaron a una asociación cristiana de Nigeria, pero hemos tenido problemas. Dije que me cambiaran porque con esa gente iba a chocar y lo hicieron. Son nigerianas como yo pero la religión la han puesto boca abajo, así que me mandaron a Afro. Al menos aquí está un poco organizado, ahí no.

 

En España he encontrado muchas amigas porque en Madrid estaba en un grupo de teatro. Me gusta mucho actuar. Con ellas estoy muy, muy bien. A pesar de todo el mal que una pasa por estar fuera de su país, es como aprender también. Es un estudio. Por eso nunca me he sentido mal por lo que me han dicho. Siempre digo, “bueno, he aprendido una cosa más”. Cualquier cosa que veo, cualquier palabra, es como un aprendizaje.

 

Para las mujeres es muy difícil integrarse. Hay un animal que se tira pedos y huele fatal… ¡la mofeta!. Y pienso que las mujeres debemos ser mofetas y tiramos unos olores que no quieren vernos… pero hay que luchar y seguir luchando. Yo siempre digo que hasta que uno cierra los ojos no se cansa de luchar. Yo hasta que me cierren los ojos seguiré luchando".

bottom of page